La Gran Transición: Del Juego al Tesoro Esotérico
La función del tarot experimentó una transformación radical a finales del siglo XVIII, un período marcado por un resurgimiento del esoterismo, además de una fascinación generalizada por la cultura del antiguo Egipto, conocida como Egiptomanía. En este contexto, la baraja dejó de ser vista como un mero juego para convertirse en un supuesto depósito de sabiduría ancestral.
Este cambio se debe en gran parte a la figura de Antoine Court de Gébelin, un erudito y pastor protestante francés. En 1781, publicó el octavo volumen de su monumental obra, Le Monde primitif, en la que teorizó, sin aportar ninguna evidencia histórica, que el tarot era en realidad el "Libro de Thoth" del antiguo Egipto, un compendio de la teología y el conocimiento de los sacerdotes egipcios que había sobrevivido en forma de cartas. Gébelin incluso propuso una etimología para el nombre, afirmando que "tarot" provenía de las palabras egipcias tar
(camino) y ro
(rey), lo que significaría "el camino real". La misma obra incluía un ensayo del Conde de Mellet que vinculaba los 22 arcanos mayores con las 22 letras del alfabeto hebreo, conectando el tarot con la Cábala y añadiendo una nueva dimensión mística.
A pesar de su falta de base histórica, esta teoría fue inmensamente influyente. Proporcionó al mazo la legitimidad necesaria para trascender su pasado como un juego de cartas, que a menudo había sido prohibido y asociado con la clandestinidad. Al revestir el tarot con un origen exótico y venerable, Gébelin lo transformó de un objeto banal en un artefacto sagrado.
Esta narrativa fabricada fue una herramienta crucial para la relegitimación y el ascenso del tarot en los círculos ocultistas europeos.
El primer practicante en capitalizar estas ideas fue Jean-Baptiste Alliette, conocido por su seudónimo Etteilla. Publicó en 1783 el primer libro que detallaba un método para la adivinación con las cartas del tarot. Un año después, en 1788, creó la primera sociedad esotérica dedicada a su estudio, la "Société des Interprètes du Livre de Thot". Su contribución más significativa, sin embargo, fue la publicación en 1789 de la primera baraja diseñada explícitamente para fines adivinatorios, el Grand Etteilla. Mientras que los mazos anteriores eran juegos que se adaptaron a la adivinación, la baraja de Etteilla fue la primera en ser concebida y creada con ese único propósito. A lo largo del siglo XIX, figuras como Eliphas Lévi y la Orden Hermética de la Aurora Dorada continuaron desarrollando las correspondencias del tarot con la Cábala, la astrología y el ritual mágico, consolidándolo definitivamente como una herramienta central del ocultismo moderno.