Los orígenes lúdicos: Del trionfi al Tarocchi
Espacio para narrar cómo el Tarot comenzó como un juego de cartas, conocido como "Trionfi" y más tarde "Tarocchi", en la Europa del Renacimiento.
El linaje del tarot no se remonta al antiguo Egipto, como a menudo se afirma en los círculos esotéricos, sino a las sofisticadas cortes del Renacimiento italiano.
Sus antepasados son los juegos de cartas que llegaron a Europa en el siglo XIV, probablemente a través de la cultura islámica, y que se popularizaron en el Mediterráneo con sus cuatro palos distintivos: oros, bastos, copas y espadas.
La baraja del tarot, tal como la conocemos hoy, surgió en el norte de Italia a mediados del siglo XV. En las cortes de Milán y Ferrara, los nobles encargaron mazos de cartas que se distinguían por la adición de ilustraciones alegóricas.
Estos mazos, inicialmente conocidos como "cartas de los triunfos" o carte dei trionfi
, contaban con un conjunto de cartas superiores o "triunfos" (trionfi) que se utilizaban en un juego de bazas competitivo. Las referencias más antiguas documentadas lo mencionan como un juego.
Por ejemplo, el Tarot Cary-Yale
, creado entre 1442 y 1447 para los duques Visconti-Sforza de Milán, es el mazo del que se tiene el registro más antiguo. Estos primeros mazos eran obras de arte pintadas a mano sobre fondos dorados, destinadas al ocio de las clases altas.
Los documentos de la época son unánimes en su descripción de la función del tarot. Tanto en cartas de la nobleza como en registros inquisitoriales de los siglos XV y XVI, el mazo es mencionado de forma exclusiva como un juego. Un legajo inquisitorial de 1568 en Valencia, por ejemplo, denuncia la venta de cartas llamadas taroques que eran utilizadas por extranjeros para jugar. Un sermón de la época advertía contra los dados y los juegos de cartas, incluyendo los "triunfos".
Esta evidencia histórica es crucial. La ausencia de registros, sermones o textos de esos siglos que conecten explícitamente el mazo con la adivinación o prácticas esotéricas demuestra que, en sus inicios, el tarot era simplemente un pasatiempo lúdico.
Esto sugiere que el profundo simbolismo y los significados arquetípicos que hoy se le atribuyen no fueron la base de su creación, sino una capa de interpretación que se superpuso mucho tiempo después a su naturaleza como juego. La evolución de su simbolismo es un fenómeno cultural, no un legado inmutable.